Un mar embravecido

Runrún, entre otras cosas, es una obra de teatro. ¿Qué se puede representar en esa obra, más allá del murmullo de su nombre? El mar, yo diría. Runrún existe, ya está escrito. Son cuatro personajes en una cabaña en una playa, tratando de entenderse entre ellos. Pero si Runrún fuera mío, no daría lugar a ese tipo de cosas: sólo esparciría arena, llenaría de humedad el aire y el resto sería sonido. Runrún podría contar un cuento o incluso recitar un poema. Pero lo que hace al mar, un mar intenso, es la boca reseca, es una lengua quemada, de tanto probar y degustar la sal.
            Runrún también es una palabra en el diccionario. Para un chino, por ejemplo, es una emisión imposible. Lo emparentaría al motor, a una vibración de las fuerzas, pero en su lengua diría “mi lengua no puede”. Si está realmente entusiasmado, volvería a intentarlo, curvaría su articulación en los puntos más extraños. Al principio se frustraría, a la mitad se acercaría y al momento de decirlo, drrundrrún perdería sentido. Para recobrarlo habría que explicar: “Significa un zumbido, bronco y continuado, como una reverberación de las voces o la confusión en el habla”.
            Runrún es un hallazgo que guardo en el alma. De chica no supe que también era un juguete, pero me entretuve semanas escuchando su eco. A partir de ese momento, pasó a ser recuerdo. Cuando la otra orilla quedó lejos, tuve que resignar algo, y en mi mente se me quedó la lengua, prendada a un bramido. Ahora runrún es múltiples cosas, una onomatopeya, una rima sobre sí misma, una repetición redundante, una duplicación yuxtapuesta. En verdad, runrún se parece mucho a mi nombre, sólo que más abrumado, o un poco más occidente.
            Runrún deja apenas su huella. En una ciudad costera, pasa casi inadvertido, pero entre dos y mediando distancias marinas, runrún se intensifica, y rebota contra las olas. Una diapasón que busque encontrarle el tono, tal vez se decepcione de la poca armonía, pero runrún refluye solo, y cuando regresa a la orilla, es una caracola, dejando oír su recorrido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario